Que madre no hay más que una

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Que madre no hay más que una,
nos dice el refrán con razón,
a lo que sin duda ninguna
yo le añadiría “y padre no hay dos”.
Un padre es un libro abierto al que con el tiempo necesitas más.
Un padre es el faro del puerto cuando estás en medio de la tempestad.
Un padre es el árbol maduro y el sabio consejo,
el ejemplo y el espejo,
la otra cara del amor,
la penúltima palabra, la experiencia y la razón.
Si hace calor, es la nieve que refresca en un suspiro,
el paraguas cuando llueve y el abrigo si hace frío.
Es el margen y es la guía, es la vera del camino
y la mejor compañía, porque no hay mejor amigo.
Un padre es la calma y la solución,
la parte incomprendida del corazón.
Un padre es el respeto, la vergüenza y el honor,
es el tiempo sin sus hijos que el trabajo le robó.
Un padre es la luz, un aprendiz de abuelo que vuelve a hacerse un crío
chocheando con sus nietos, como por ejemplo el mío.
Si esto lo aprendí de él,
estoy seguro cien por cien,
que no hay un padre mejor que el mío.